En redes sociales, el término “cara de cortisol” se ha popularizado para describir síntomas como fatiga, antojos y dificultad para concentrarse, atribuyéndolos al estrés crónico. Sin embargo, la evidencia científica no respalda del todo esta teoría.

El cortisol es una hormona esencial que regula el metabolismo y la respuesta inmunitaria. En situaciones de estrés, su nivel aumenta para ayudar al cuerpo a reaccionar. Pero, cuando el estrés es constante, el cortisol puede permanecer elevado, contribuyendo a ciertos síntomas. No obstante, esto no significa que sea la única causa de estos problemas.

Condiciones médicas como el síndrome de Cushing, con exceso de cortisol, son raras y presentan síntomas más severos. Antes de alarmarse por tendencias virales, es clave basarse en información confiable y, ante síntomas persistentes, consultar a un profesional de la salud para un diagnóstico adecuado.

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