Armar la lonchera no es solo meter algo rápido en la mochila. Muchos papás cometen errores sin darse cuenta. El más común: llenarla de procesados como jugos en caja, galletas rellenas o snacks con colores brillantes. Sí, son prácticos, pero tienen azúcar, sal y grasas de más que, lejos de nutrir, ayudan a ganar peso sin brindarles energía sana.

Otro error es mandar solo carbohidratos: solo pan, galleta o keke, sin nada de fruta o proteína. Ni es suficiente ni cubre nutrientes. También pasa que no se incluye agua, y se olvida que los niños deben hidratarse bien.

¿Frutas? Bienvenidas, pero enteras o picadas, no en jugos azucarados. Y ojo, una lonchera sin variedad aburre: si siempre es lo mismo, seguro vuelve intacta. La clave es el equilibrio: algo de fruta, proteína (como queso o huevo), un pancito o cereal, y agua. ¡Con amor, color y creatividad, la lonchera puede ser rica y saludable!

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