El hígado graso no alcohólico es cada vez más común y está relacionado con el sobrepeso, el azúcar alto y el colesterol elevado. La buena noticia es que una alimentación adecuada, junto a un ejercicio diario de no menos de 30 minutos, puede ayudar a revertirlo.
Lo más importante es bajar el consumo de azúcar y harinas refinadas. Evita bebidas azucaradas, postres, pan blanco y snacks procesados. En su lugar, come más frutas enteras, verduras, menestras y cereales integrales como avena o quinua.
Elige grasas buenas, como las del pescado, palta, frutos secos y aceite de oliva. Evita frituras y embutidos, ya que aumentan la grasa en el hígado. El exceso de sal también daña el hígado.
La dieta es la principal herramienta para tratar este problema. Si bien las recomendaciones generales te dan una guía, es aconsejable acudir al nutricionista para una dieta personalizada.
TE PUEDE INTERESAR:
Comer para vivir: Elige bien los materiales para guardar tus alimentos
Comer para vivir: ¿Qué debe contener una lonchera escolar saludable?
Comer para vivir: Cómo reconocer alimentos ricos en fibra naturales y empacados