Las tres provienen de la caña de azúcar, pero difieren en su grado de procesamiento. La azúcar blanca es la más refinada. En su proceso se eliminan casi todos los minerales y melaza, dejando sacarosa pura. La azúcar rubia conserva una pequeña cantidad de melaza, lo que le da color y un leve aporte de minerales, aunque insignificante nutricionalmente.

La panela, también conocida como chancaca, es la menos procesada y se obtiene por evaporación del jugo de caña, sin refinar ni blanquear, por lo que conserva trazas de calcio, hierro y antioxidantes. Sin embargo, esas diferencias no justifican un consumo libre. Todas elevan la glucosa en sangre y aportan calorías vacías.

Aunque la panela puede ser una mejor opción por ser más natural, sigue siendo azúcar. Por eso, la recomendación nutricional se mantiene en moderar su consumo y priorizar fuentes naturales de dulzor como frutas.

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