Recordemos que el colesterol es un tipo de grasa que nuestro cuerpo forma para fabricar moléculas útiles como hormonas y vitamina D y que también lo obtenemos a través de las grasas de origen animal.

Indistintamente de la causa del colesterol elevado, la dieta debe cambiar. Lo primero es eliminar la grasa visible de las carnes y optar por los lácteos bajos en grasa. Sobre la yema del huevo, por lo general, podría mantenerse hasta 3 unidades en la semana (pero depende de cada caso).

Es necesario incrementar fibra dietética con ensalada fresca a diario, fruta con cáscara, semillas de linaza y chía, y complementos como “fluye” que es un alimento natural alto en fibra.

El pescado graso, el yacón, la avena y la berenjena son también alimentos que ayudan a bajar colesterol por sí mismos y, por tanto, es conveniente incluirlos en la dieta con frecuencia. En términos generales, los cambios apuntan a consumir más vegetales frescos y enteros, y reducir grasa animal.

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