Con el retorno a clases, los horarios familiares cambian y es importante reorganizar los tiempos de comida para mantener la energía y la concentración de los niños. Comienza con un desayuno completo, idealmente 30 minutos después de levantarse, que incluya proteínas (huevo o lácteos), carbohidratos (pan o avena) y fruta.

El refrigerio escolar debe ser práctico, nutritivo y fácil de consumir: una fruta, frutos secos o un sándwich pequeño y agua funcionan bien. Asegúrate de que el almuerzo esté listo en un horario fijo al retorno a casa idealmente 2pm y dar tiempo a las 2 últimas comidas del día.

Una merienda ligera por la tarde, como yogur o fruta picada, ayuda a evitar el exceso de hambre en la cena. Finalmente, una cena balanceada y temprano, unas dos horas antes de dormir, facilita un buen descanso. La clave está en mantener horarios regulares y ofrecer alimentos variados y nutritivos.

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