El nervio vago es un canal de comunicación vital entre el intestino y el cerebro. A pesar de su nombre, el nervio vago no es nada perezoso. Al contrario, es uno de los nervios más importantes del cuerpo humano y cumple funciones esenciales en nuestra salud. Se encarga de relajar el cuerpo, reducir el estrés y regular funciones involuntarias como la digestión, la respiración y la frecuencia cardíaca.

Estudios recientes han revelado que este nervio participa activamente en la modulación de las células T reguladoras periféricas (pTreg), esenciales para la tolerancia inmunitaria en el intestino.

Aunque la microbiota intestinal desempeña un papel importante en este proceso, el nervio vago también contribuye mediante el reflejo vago-vagal, un mecanismo que conecta el intestino, el hígado y el cerebro en un circuito de retroalimentación constante. Esta interacción permite que el cuerpo responda de manera eficiente a los cambios en el entorno intestinal, ayudando a mantener la salud digestiva y reduciendo la inflamación.

El hallazgo sobre la relación entre el nervio vago y la regulación inmunitaria intestinal abre la puerta al desarrollo de estrategias terapéuticas basadas en la neuroestimulación, con potencial para tratar enfermedades inflamatorias del intestino y mejorar el bienestar general.

A medida que comprendemos mejor la conexión entre el sistema nervioso y el microbioma intestinal, se amplían las posibilidades de intervención en trastornos digestivos, inmunológicos y neurológicos. Cuidar el equilibrio intestinal y fortalecer el sistema nervioso parasimpático mediante prácticas como la respiración profunda, una alimentación rica en probióticos y el ejercicio puede potenciar los beneficios de esta conexión esencial para la salud.

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