La relevancia del uso de edulcorantes entró con fuerza cuando se encontró una relación de causa-efecto entre el azúcar y el aumento de peso, este último, a su vez, relacionado con enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras.

Fue entonces que la Organización Mundial de la Salud dio una serie de recomendaciones para implementar políticas de salud pública a los países y ser contundente en aconsejar a todos en buscar la disminución del consumo de azúcar añadida, tanto en los alimentos procesados y bebidas envasadas, como también a las personas en sus hogares. Se sugiere que del total de calorías no superemos el 10% de estas por azúcares añadidas.

A partir de ese momento se generó un mal uso de los edulcorantes. Un reciente estudio publicado en el 2022 da origen a que la OMS desaconseje la ingesta de edulcorante a causa de un mal uso de los mismos. El consumidor ha entendido que con este producto “no se engorda” y, por ende, se toma libertad para consumir más “sin calorías”. El resultado: no funcionó.

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