Aunque lo ideal es reducir su consumo, si vas a incluir embutidos en tu dieta, es clave aprender a leer etiquetas para elegir opciones más saludables. Prioriza aquellos que indiquen claramente el porcentaje de carne, de preferencia superior al 85 %, y evita los que contengan almidones, azúcares, glutamato monosódico, colorantes artificiales o exceso de sal.

Revisa el listado de ingredientes, que deben ser pocos y reconocibles. Evita los que incluyen “carne mecánicamente separada” o una larga lista de aditivos. Prefiere los que no tengan nitritos o nitratos añadidos (E-250, E-251), ya que se relacionan con compuestos potencialmente cancerígenos.

Fíjate también en el contenido de sodio, ya que menos de 600 mg por cada 100 g es aceptable. Los embutidos bajos en grasa saturada y sin azúcar añadido son mejores opciones. Recuerda que, incluso los de mejor calidad, deben consumirse con moderación. TE PUEDE SERVIR: