Seguro te ha pasado que terminas de almorzar y, al poco rato, sientes pesadez o ganas de dormir. Esto ocurre porque, al digerir los alimentos, tu cuerpo dirige más sangre hacia el estómago y el intestino para procesarlos, lo que puede dejarte con menos energía disponible para mantenerte alerta.
Además, cuando la comida es muy abundante o rica en harinas y azúcares, el azúcar en la sangre sube rápido y luego baja, lo que acentúa la sensación de cansancio. A eso se suma que, de manera natural, después del mediodía experimentamos una baja en la energía como parte de nuestro reloj biológico.
Entonces, ¿qué hacer para evitarlo? Es mejor optar por almuerzos equilibrados que incluyan verduras, una porción de proteína como pollo, pescado, huevo o menestras, y acompañarlos con cereales integrales o tubérculos. También conviene evitar comer en exceso, así como las frituras y el alcohol. De esta manera, tendrás una energía más estable y podrás aprovechar mejor tu tarde.
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