Muchas personas notan que al llegar a los 30 o 35 años perder peso se vuelve más difícil. No es solo impresión: el cuerpo cambia. A esta edad, el metabolismo se vuelve más lento, lo que significa que quemas menos calorías en reposo. Además, si hay menos actividad física o más estrés, el cuerpo tiende a acumular grasa, especialmente en el abdomen.

Con el paso de los años, se reduce la producción de ciertas hormonas que ayudan a mantener la masa muscular, como la hormona del crecimiento. Si no haces ejercicios de fuerza o movimientos que activen los músculos, el cuerpo comienza a perder músculo y a ganar grasa sin que lo notes. Y menos músculo implica menor gasto de energía.

El estrés, la mala calidad del sueño y una vida sedentaria también influyen. Por eso, mantener la masa muscular con ejercicio y una alimentación equilibrada rica en proteínas, verduras y carbohidratos de calidad es fundamental para sostener un peso saludable.

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