Aunque aportan pocas calorías, son ricos en múltiples nutrientes clave. Destacan por su contenido de proteína vegetal, fibra, antioxidantes y minerales como selenio, potasio y fósforo. Además, son de las pocas fuentes naturales de vitamina D, especialmente si han sido expuestos al sol. Entre los más conocidos están el champiñón, el shiitake, el portobello y la seta ostra.

Son adecuados para personas de todas las edades y pueden incorporarse en la dieta desde el primer año de vida, siempre bien cocidos para facilitar la digestión. En adultos, se recomiendan como parte de una alimentación saludable, en especial para quienes buscan controlar el peso, fortalecer las defensas o reducir el riesgo cardiovascular.

Incluso en conserva siguen siendo nutritivos, aunque pierden parte de la vitamina C y algunos antioxidantes sensibles al calor. Aun así, conservan proteínas, fibra y minerales, por lo que siguen siendo una opción práctica y saludable.

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