No toda comida rápida es mala. Lo importante es saber elegir bien. Una comida rápida saludable es aquella que, aunque se prepara en poco tiempo, nutre tu cuerpo: contiene una buena cantidad de vegetales, proteínas de calidad (como pollo a la plancha, huevo o pescado) y utiliza grasas saludables (como aceite de oliva o palta).
También incluye carbohidratos integrales (como arroz integral o pan de granos enteros) y evita los excesos de sal, azúcar y frituras.
En cambio, la comida rápida no saludable suele ser muy rica en grasas saturadas o trans, sal y calorías vacías. Algunos ejemplos son las papas fritas, las hamburguesas con mucha mayonesa, las gaseosas o los postres procesados.
Una opción saludable puede ser un wrap con pollo, muchas verduras y pan integral, o un bowl con quinua, atún y palta. La clave está en revisar los ingredientes y elegir lo más natural posible. Comer rápido no significa comer mal.
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