La salud sexual es más que placer: es bienestar físico, emocional y social. La ciencia muestra que iniciar relaciones sexuales cuando hay madurez emocional y buen conocimiento del cuerpo favorece decisiones responsables. Aunque no hay una “edad ideal”, retrasar el inicio reduce los riesgos físicos y emocionales.
Tener una sola pareja estable disminuye la probabilidad de infecciones de transmisión sexual (ITS), pero igualmente es clave el uso del preservativo desde el primer encuentro. Es importante conocer y respetar los propios límites, decir “no” cuando algo incomoda y nunca ceder ante la presión.
Los controles ginecológicos regulares, junto con las pruebas de ITS, permiten cuidar la salud a tiempo. Factores como la autoestima, la educación sexual, la pareja y el entorno influyen en cómo vivimos nuestra sexualidad. Una salud sexual plena se construye desde el respeto al propio cuerpo y a las decisiones informadas.
TE PUEDE INTERESAR: