Para que el sistema inmune funcione bien necesita “herramientas” que obtiene de los alimentos. La vitamina C, presente en cítricos, camu camu y guayaba, estimula la producción de glóbulos blancos y los protege del daño. El magnesio, que abunda en menestras, nueces y cacao, regula la respuesta inflamatoria del cuerpo.

La vitamina D, producida por la exposición al sol y presente en pescados grasos o yema de huevo, activa células defensivas. Las proteínas, provenientes de huevos, lácteos, pescado o legumbres, son necesarias para fabricar anticuerpos, enzimas y tejidos relacionados con la defensa inmunológica. Además, la fibra, especialmente la que se encuentra en frutas, verduras, cereales integrales y complementos como “Fluye”, alimenta a las bacterias buenas del intestino, donde se localiza más del 70 % del sistema inmune.

Una alimentación balanceada y variada cada día, con atención especial a estos nutrientes, es la mejor aliada para mantenernos protegidos y fortalecer nuestras defensas de forma natural.

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