El verano trae consigo altas temperaturas, lo que hace necesario ajustar la alimentación para mantenerse frescos y saludables. La hidratación es crucial en esta época, ya que el cuerpo pierde más agua debido al sudor.
Es fundamental beber, al menos, dos litros de agua al día, complementando con infusiones frías y frutas ricas en agua como sandía, melón y piña. Estas opciones ayudan a mantener el cuerpo hidratado sin recurrir a bebidas azucaradas o alcohólicas, que pueden deshidratar.
En cuanto a la comida, es recomendable optar por alimentos frescos y ligeros. Las ensaladas, ceviches y platos fríos son ideales, ya que son fáciles de digerir y aportan nutrientes esenciales. Incorporar vegetales frescos y proteínas magras, como pollo, pescado o queso fresco, también es beneficioso para mantener el cuerpo en equilibrio durante el calor estival.
Aprovechar las frutas y verduras de temporada es otra excelente estrategia. Alimentos como el tomate, pepino, mango y berries son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, lo que no solo favorece la digestión, sino que también ayuda a cuidar la piel y a reforzar el sistema inmunológico frente a las enfermedades típicas del verano.
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