Koky Salgado es pequeño de tamaño, pero gigante en talento. Acaba de cumplir 50 años de trayectoria como locutor radial y es la voz que acompaña durante “La hora del lonchecito”, el programa más sintonizado en radio La Inolvidable.

Aunque intentó ser jockey, también probó suerte como futbolista y hasta cursó medio año de la carrera de electricidad, fue el micrófono y la cabina radial los que lo cautivaron desde muy joven, cuando acompañaba a su papá a trabajar a la radio.

“He tenido a los mejores maestros frente a mí, al ‘Ronco’, Koko Giles. He trabajado con extraordinarios locutores, de ellos he aprendido todo lo que sé. Me dediqué a la radio por mi papá. Mi viejo me trae y hasta ahora lo tengo presente porque me dio muchos consejos”.

Pero fue con “La hora del lonchecito” que Koky se ganó su lugar en la radio. “Yo soy fundador de La Inolvidable. Salimos al aire el 11 de agosto de 2003 con ‘La hora del lonchecito’, que se posiciona como el programa estelar”.

Este programa no solo le permitió llegar a miles de personas en el Perú y el extranjero, también le dio la oportunidad de conocer y entrevistar a grandes estrellas, entre ellas su ídolo Armando Manzanero, a quien interpretó en la serie “Los amores de Polo”.

Koky admite que no tiene una voz privilegiada, pero el trato respetuoso que siempre ha sabido darle a sus oyentes le permitió ganarse un lugar relevante en la radio; además, su carisma y amplio conocimiento musical y sobre la vida de los artistas ha cautivado a más de una oyente.

“Me llamaban a cada rato a la radio. Y todas me decían ‘te quiero conocer’. Ven a la radio, les decía. Cuando llegaban todas eran grandotas y se sorprendían porque me miraban, y decían ‘¿dónde está Koky?’ Acá abajo, en la planta baja, les decía, y se reían”, recuerda y bromea con su estatura, algo que nunca lo “achicó”, por el contrario, ha sabido explotarlo. “Lo que Dios te da hay que aprovecharlo”, afirma.

UN MOMENTO DIFÍCIL

Hace cuatro años, Koky vivió uno de sus momentos más difíciles. “Perdí la audición del oído izquierdo y del derecho escucho la mitad. Fue un momento muy deprimente. Yo, amante de la música, no escucharla era triste. Estaba tan deprimido. Sacaba fuerzas de donde sea con tal de mantenerme. Por vergüenza, lo ocultaba al comienzo”, recuerda Koky de esa etapa ya superada.

Le incomodaba estar pidiendo que le repitan las palabras, hecho que lo llevó a aislarse de sus amistades. Pasó por su mente alejarse de la radio. Felizmente, encontró en el camino al Licenciado Luis Verástegui quien lo ayudó con los audífonos que ahora usa y le cambiaron la vida.

“No sabía que había alternativas para escuchar nuevamente. Ellos vieron mi oído, lo mejoraron tremendamente y nuevamente comienzo a dar entrevistas, a conversar tranquilo. Eso me cambió, me reintegró a la sociedad”, comenta feliz desde la cabina de “La Inolvidable”, que es prácticamente su segundo hogar.

Con cinco décadas de trabajo radial, Koky puede dar cátedra y opina de los nuevos locutores que abusan de la jerga y el insulto. “Antes se hacía radio, ahora hacen ruido. He escuchado tantas lisuras al aire, demasiada jerga. Es mucha falta de respeto al oyente”.

Koky está por cerrar su programa de la mañana, “El show de Koky”, y se despide, como todos los días, de sus hijos Abraham y Paola quienes lo escuchan desde Francia.

Se apaga el micrófono por unas horas, volverá a las 6 de la tarde con “La hora del lonchecito”. Sus oyentes lo identifican tanto que ya no lo llaman por su nombre. “A veces no me dicen Koky, ‘Lonchecito’ me gritan”.

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