El título “Desnudos” puede sugerir una obra atrevida, incluso invitar a esperar una performance sexy, pero lo que realmente ofrece es un mensaje mucho más profundo.

En esta obra teatral, protagonizada por Connie Chaparro, Ismael La Rosa, Virna Flores, Karina Jordán, Renato Bonifaz y Fernando Niño, la trama se desarrolla en torno a tres parejas de amigos. Durante una cena, inician un juego que los llevará a cuestionar temas como el amor, la fidelidad y la verdadera felicidad, enfrentándose a revelaciones inesperadas que pondrán a prueba sus relaciones. “¿Es cierto que toda pareja puede reconocer en la oscuridad?”, es una de las preguntas clave que invita a la audiencia a cuestionar la intimidad y la conexión real en las relaciones.

En una entrevista exclusiva con Diario OJO, Ismael La Rosa profundizó en su visión sobre el amor, reflexionando sobre cómo las relaciones evolucionan y los retos que enfrentan con el tiempo. Además, destacó la experiencia de compartir escenario con su esposa, Virna Flores, explorando la complejidad de combinar la vida personal con la profesional

¿Cuál consideras que es la enseñanza principal sobre el amor que los espectadores pueden aprender de esta obra? Aunque el título Desnudos es atrevido, no se refiere solo a lo externo, sino también a lo interno que terminamos desnudando. La obra analiza a las personas y parejas, y cuán reales son consigo mismas. Cada personaje guarda algo que se revela con el tiempo, mostrando que mientras menos completos seamos, más incompletas serán nuestras relaciones. Hay un dicho que dice “hay que encontrar tu media naranja”, pero estoy en contra: somos naranjas completas que deben encontrar otra fruta y sacar nuestros jugos. Una enseñanza clave es agradecer por quiénes somos, lo que hacemos y tenemos aquí y ahora. Muchos personajes viven en el pasado o en el futuro, envidiando al otro, en lugar de centrarse en su presente.

¿Por qué cree que las relaciones tienden a volverse más complejas con el tiempo, incluso cuando existe amor y se comparten diferentes facetas de la vida, como en tu caso con Virna? Es la primera vez que Virna y yo estamos en el teatro, y ahora cumplimos todas las gamas del arte como pareja: televisión, cine, conducción y, ahora, teatro. Habiendo atravesado por una relación tan grande, sabiendo que las parejas tienen altos, bajos y subterráneos, pero si aprendemos a hacer equipo, la relación evoluciona. Hoy, no sé si a raíz de la pandemia, los índices de divorcio han aumentado. Muchas parejas se separan, las razones las sabrán ellas, yo creo que lo importante es qué tan comprometido estás con este trabajo a largo plazo. Una relación no es una carrera de 100 metros, es una maratón, y en el camino surgen momentos donde uno siente que no puede más, pero se trata de dar un paso más, siempre que existan los cinco pilares básicos: amor, pasión, respeto, comunicación y confianza. Si se resquebrajan y no se sanan, es difícil que la relación prospere. Y sí, suena fácil, pero no lo es. Es cuestión de ponerse de acuerdo con la otra parte. La obra trata de eso, expone estas relaciones donde creo que todos, sin excepción, pueden sentirse identificados con alguno de los personajes, las parejas o las historias.

¿Qué es lo que más te sorprende o te atrae del personaje que Virna interpreta en el escenario? El personaje de Virna es espectacular porque está más loca que una cabra, ¡me encanta! Es muy intensa, muy intensa, pero creo que es su alter ego. (Risas) Lo hace divino, de verdad, me encanta. Es la primera vez, casi casi, que está en el teatro y está brillante. Me encanta cómo lo hace, lo digo completamente ajeno a que sea mi pareja.

Desde tu experiencia personal, ¿crees que la visión del amor y las relaciones ha cambiado con los años? ¿Cómo crees que Desnudos refleja o cuestiona esos cambios? Creo que esta es una pregunta extraordinaria porque cada relación tiene diferentes objetivos. No todas las relaciones tienen los mismos, aunque podría parecer que sí. El personaje de Virna dice: “Sentirnos visibles para el otro y reconocernos, eso es el propósito del amor”, y yo le respondo: “No, el propósito del amor es criar a los hijos.” ¿Cuál es el propósito del amor? Si es complementarnos, estamos fregados, porque si no estamos completos nosotros mismos, ¿cómo vamos a tener una relación duradera? Siempre veremos lo que falta en nosotros reflejado en la pareja, terminamos siendo espejos. Yo tengo que trabajar en mí, y mi pareja en ella misma, para complementarnos y llegar a donde queramos. Probablemente el fin no sea tener hijos, algunas parejas no los tienen, pero sí tener un compañero de vida, una socia, un amante, un amigo, alguien incondicional, alguien que uno elige. A diferencia del amor de los padres o hermanos, esos no los elegimos. Y ojo, ahí también se trata de otra cosa, no dejar que el ego, que es el gran oponente, se manifieste y tome las riendas de nuestras vidas, tanto como individuos como en nuestras relaciones. Es importante también entender que los seres humanos cambiamos y tenemos etapas distintas. No somos el mismo ser cuando éramos niños, adolescentes, adultos, jóvenes o estudiantes, ni en los 20, 30 o 40 años.

¿Y qué tan importante es la espiritualidad o una conexión trascendental en una relación de pareja? Es fundamental tener algo más grande que uno mismo en una relación. En mi caso, hablo de tener a Dios como parte esencial de nuestra vida. No importa la forma en que cada quien lo vea, ya sea el Dios católico, musulmán, hebreo. Es importante tener a Dios como ser supremo dentro de la relación. Esto es especialmente relevante cuando los hijos nacen, porque eso también influye mucho en la relación y en cómo se manejan las decisiones. Creo que cada pareja tiene su propio camino. Sin embargo, una base de valores, ya sea a través de la espiritualidad o de alguna otra forma, es esencial. Eso da la fuerza para superar las dificultades y el ego que puede surgir en cualquier relación.

Y así como la persona va cambiando con el tiempo, cada función también es distinta y el público reacciona diferente. ¿Esa respuesta influye en cómo vas interpretando al personaje en cada función? Definitivamente cada reacción del público es distinta, y eso lo vives en el teatro en tiempo real. En una película o serie, la gente la ve y luego comenta, pero en el teatro sientes todo en vivo. Un público de miércoles puede ser muy distinto al de un jueves, por alguna razón que uno no entiende. Hay públicos más introvertidos, y te das cuenta por las risas, los silencios o las sorpresas. A veces reacciones que esperas no llegan, o se ríen donde no pensabas. Cada persona se lleva algo distinto. Esta obra me encanta porque, aunque parece una comedia romántica, para mí es una especie de DRAMEDY, porque te vas a matar de la risa, pero también te puede remover el alma. Habla de qué tanto eres capaz de ver mi alma, a diferencia de ver solo mi cuerpo. Que tanto estoy pensando en solo en lo material, lo espiritual o lo profundo de las relaciones. Y ahí radica la diferencia de las reacciones del público. No es que te alecciona, pero te permite empatizar y sentirte identificado o identificada con los diferentes personajes o relaciones.

Ismael, para el público es difícil separarte de Virna en escena, ya que hacen de pareja y tienen una relación de años. ¿Cómo logran separar la construcción de los personajes de su relación personal y ser auténticos en la obra? Definitivamente hay una separación. Virna y yo hemos hecho de pareja en varios proyectos, como tres novelas, dos series, una película y ahora una obra de teatro. Nosotros nos enamorados en este medio, nuestra relación es hija del medio artístico. Y nosotros tenemos la oportunidad de no solo pasar letra o compartir escenas, sino de trabajar a profundidad los personajes. Hemos debatido mucho porque somos bien distintos. Aunque cada personaje tiene algo del actor, Virna es muy distinta a Carla y yo a Julián (personajes de Desnudos). Siempre fluimos con el perfil del personaje, pero tan pronto como termina la obra, seguimos siendo nosotros mismos. Nos hace mucho reflexionar sobre los personajes que trabajamos juntos, no se trata de juzgar, sino de entender.

¿Cómo consideras que ha influido el estar en una relación con alguien que comparte tu pasión por la actuación? Definitivamente, lo primero es la comprensión. A mí me pasó que antes de empezar “La rica Vicky” tenía una enamorada, y cuando me di cuenta de los mundos tan distintos que íbamos a tener, terminé con ella. Le expliqué que en mi mundo iba a besarme con otras chicas y estar tan ocupado que probablemente no nos veríamos. Prefiero terminar la relación antes de que afecte de mala manera. Con Virna, nuestra relación nació en este contexto. En lugar de juzgar a otro actor, siempre nos damos consejos. Nos decimos cosas como “Esta escena no me parece natural” o “Te salió extraordinaria”. Nos apoyamos, nos complementamos, y siempre nos decimos las cosas con respeto. Eso nos ha permitido sumar no solo en la carrera, sino también darnos paz mental al saber cómo funciona el mundo artístico. Lo que más nos ha hecho seguir juntos es el nivel de valores y principios que tenemos, sabiendo que somos un equipo y que siempre actuamos desde el amor y el respeto, reconociendo nuestros errores.

Respecto a los desnudos en la obra, ¿la relación que tienes con Virna te ha dado mayor libertad para trabajar estas escenas? ¿Cómo manejan el desnudo en escena para que sea artístico y no invasivo para el público? Es un desnudo artístico, bien cuidado, no invasivo. Y eso es lo que a mí me gusta. No es un desnudo explícito que haga sentir incómodo al público, y eso se maneja bien por la dirección y producción. Lo que plantea la obra es la profundidad que va más alá del desnudo. El desnudo genera una pregunta importante. ¿Eres capaz, independientemente de la cantidad de años que tengas con tu pareja, de reconocerse con los ojos vendados o en la oscuridad? ¿Somos capaces de realmente reconocernos o no? Ahí es donde entra el conocimiento de la pareja. Reconocerse no solo es físico, sino también mental, espiritual, de carácter, personalidad, temperamento y valores. Saber cómo va a reaccionar tu esposa, tu marido o tu pareja ante una circunstancia así, o si realmente lo conoces y lo reconoces. El hecho de estar con Virna facilita todo. Hemos trabajado juntos durante años y tenemos mucha confianza, lo que hace que tocar un cuerpo conocido sea mucho más sencillo. Si fuera con otra actriz, la situación sería diferente, pero con Virna la confianza está establecida.

¿Qué proyectos tienes a corto plazo y qué tipo de retos profesionales te gustaría asumir en el futuro? En este momento estoy enfocado en el teatro, no hay proyectos de televisión o cine a puertas. Sin embargo, estoy en dos cosas importantes. Una no la puedo adelantar mucho, pero estoy trabajando en la versión 4.0 de “Kontenedores”, un parque de diversiones Cooltural. Esta vez será un espacio permanente, no itinerante, y mucho más potente. Una de las razones por las que regresamos a Perú, tras más de 12 años en el extranjero, fue para aportar al arte, la cultura y la educación. Paralelamente, seguimos con “Academika.pe”, una pre virtual que lanzamos en la pandemia para apoyar a alumnos de bajos recursos a prepararse para postular a universidades e institutos. Ya hemos educado a más de 200,000 estudiantes y cerca de 20,000 han ingresado a distintas universidades. Es una plataforma social y gratuita, con una suscripción muy accesible: 30 soles al mes o 100 por el ciclo completo de 4 meses, que incluye clases en vivo, simulacros, pruebas, test vocacional y demás. El ciclo 2025-I empieza el 21 de abril y queremos llegar a la mayor cantidad de estudiantes posible. Buscamos democratizar la educación de calidad y que absolutamente nadie se quede sin estudiar por falta de dinero. En Akademika siempre decimos: nadie se queda sin estudiar. Todos pueden acceder. Y si no pueden pagar el plan completo, pueden aplicar a la beca Héroe por la Educación. Más información en

Entradas

Las entradas para ‘Desnudos’ están a la venta en la boletería del Teatro Marsano y en Teleticket.

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