Cuidar el auto es más necesario que nunca, sobre todo cuando es la fuente de ingresos y cualquier falla puede generar gastos fuertes. En este mes navideño, de jornadas intensas, es necesario reconocer señales tempranas y atenderlas antes de que se compliquen. Aquí les damos consejos útiles para quienes manejan a diario.
BUJÍAS. Los motores que trabajan con GLP o GNV alcanzan mayores temperaturas que los de gasolina y desgastan más rápido las bujías. Las convencionales deben renovarse cada diez mil kilómetros. Las de iridium pueden llegar a cincuenta mil y ayudan a mantener un encendido estable.
FRENOS. En autos de uso intenso las pastillas metalizadas ofrecen mayor duración. Las cerámicas suelen resistir entre quince días y un mes según el recorrido. Las metalizadas pueden llegar hasta seis meses y conservan un frenado constante.
REFRIGERANTE. El motor necesita un sistema de enfriamiento estable. El refrigerante debe renovarse cada cuarenta mil kilómetros con una mezcla al cincuenta por ciento. Esto ayuda a controlar la temperatura y reduce el riesgo de recalentamientos.
ACEITE. El cambio de aceite cada cinco mil kilómetros mantiene una lubricación adecuada. El tipo correcto es el indicado en el manual del fabricante. Esta elección favorece el movimiento interno del motor y disminuye la fricción diaria.
DISTRIBUCIÓN. Es necesario identificar si el vehículo usa faja sumergida, convencional o cadena. Cada sistema tiene su kilometraje de recambio. Consultar el manual evita que una rotura repentina genere daños serios y afecte la jornada laboral.
RECORRIDO. Un auto que trabaja todo el día necesita revisiones más frecuentes. El tráfico y las temperaturas elevan el desgaste. Mantener los intervalos técnicos permite que el vehículo conserve su rendimiento en días de mayor exigencia.
Revisar ruidos fugas y vibraciones ayuda a detectar fallas a tiempo. Un taller confiable puede anticipar detalles que no siempre se perciben al manejar
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