En invierno, la piel sufre más de lo que parece. La humedad, el frío, el viento y los cambios de temperatura pueden causar desajustes en la dermis. Por eso, se recomienda una rutina de cuidado adaptada a las condiciones y necesidades de cada persona.

En este sentido, para tener una piel radiante se requiere de constancia y algunos pasos simples que se pueden adoptar a diario.

LIMPIEZA. La limpieza facial debe ser con productos sin sulfatos ni alcohol, que respeten la barrera cutánea. Por ejemplo, leche limpiadora para piel seca o geles espumosos suaves para piel grasa o mixta.

SUEROS. Concentrados en activos específicos, los sueros iluminan, hidratan y combaten signos de envejecimiento. Vitamina C para iluminar, retinol para arrugas y ácido hialurónico para hidratación profunda son efectivos en pocas gotas.

EXFOLIACIÓN. Exfoliar una o dos veces por semana elimina células muertas y mejora la textura. Ayuda a que otros productos penetren mejor. Se recomiendan exfoliantes físicos suaves o fórmulas con enzimas o ácidos, según sensibilidad.

“Cuidar la piel a diario no solo mejora su aspecto, sino que eleva la autoestima y nos conecta con nuestra mejor versión”, afirma Marylyng Cabello.

TÓNICO. Después de limpiar, el tónico ayuda a equilibrar el pH y prepara la piel para los siguientes pasos. Opciones como agua de rosas o hamamelis refrescan sin irritar.

HIDRATACIÓN. Para piel seca, se recomiendan cremas nutritivas; para piel grasa o mixta, geles ligeros que no obstruyan los poros.

PROTECCIÓN. El uso diario de protector solar con FPS 30 o más es necesario, incluso en interiores. Protege la piel de daños y envejecimiento.

RUTINA. Ajustar el cuidado según el clima y tipo de piel es importante para lograr un rostro saludable, hidratado y bien protegido durante todo el invierno.

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