Cada vez es más común ver a familias disfrutar de paseos con sus perros por parques y malecones en Lima. Sin embargo, lo que debería ser un momento de esparcimiento puede convertirse en una experiencia desagradable es importante respetar las normas de convivencia. Desde el uso de correa hasta la recogida de excretas, existen ordenanzas municipales que buscan asegurar la seguridad y la limpieza de los espacios públicos.

Por eso, desde Club Sport Dog Perú, comparten pautas importantes para que los dueños eviten multas y fomenten una convivencia armónica con sus vecinos.

“La clave está en la prevención. Es muy importante que los dueños sepan que sacar a pasear a su perro contribuye a tener contacto y socialización con la comunidad, hacerlo con responsabilidad y conocimiento de las normas del distrito en el que viven”, explica Puppe Toth, representante del Club Sport Dog Perú. En distritos como Miraflores, la Ordenanza N.º 529/MM obliga a que los perros salgan con correa y collar visible, y que los de razas potencialmente peligrosas usen bozal y cuenten con microchip.

“Nosotros siempre recomendamos llevar una correa corta y resistente, especialmente en zonas con alta concurrencia y si tu perro es de una raza como pitbull, rottweiler o doberman, el bozal es una obligación y para nada una opción”, enfatiza Toth. Estas medidas, más allá de ser legales, también previenen accidentes o conflictos con otros transeúntes.

Otro factor importante es la identificación. En caso de extravío, una medalla visible además de un microchip puede hacer la diferencia. Siempre recomendamos usar ambos”, comenta Puppe Toth , por seguridad y además porque varios municipios exigen el microchip para el registro de mascotas.

Por otro lado, dejar de recoger las heces del perro puede generar multas de hasta S/395. “Es una falta de respeto, además de un riesgo para la salud pública. Nosotros siempre aconsejamos llevar varias bolsas y enseñamos a nuestros clientes a incorporar este hábito como parte de la rutina del paseo”, señala la vocera.

A nivel sanitario, la recogida de excretas evita la propagación de enfermedades como la leptospirosis y la parasitosis, sobre todo en zonas verdes. “En nuestras clases explicamos estos riesgos, porque entendemos que educar es prevenir. Un dueño informado además de cuidar de su mascota protege su comunidad”.

En paralelo a estas normas, empieza a crecer una tendencia positiva: cada vez más instituciones están adaptando sus espacios para facilitar la convivencia con mascotas y fomentar entornos más amigables.

Más allá de evitar sanciones, adoptar una cultura de limpieza y respeto en los espacios públicos tiene un impacto directo en la salud y bienestar de todos. Y cuando los espacios institucionales apuestan por integrar a las mascotas en su infraestructura, se está dando un paso concreto hacia ciudades más inclusivas. “Se trata de entender que la convivencia armónica comienza en la responsabilidad individual, pero se fortalece cuando también las instituciones se suman al cambio”, concluye la vocera del Club Sport Dog Perú.

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