El Día Internacional del Síndrome de Asperger, cada 18 de febrero, es una fecha para visibilizar y promover la comprensión sobre esta condición del neurodesarrollo reconocida dentro del espectro autista (TEA). En un contexto en el que el desconocimiento puede llegar a crear estereotipos, profesionales de la salud mental y organizaciones especializadas subrayan la importancia de contar con información científica acerca de este trastorno.

Alex Gonzáles, coordinador de la carrera de Psicología de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), explica que el síndrome de Asperger afecta el aprendizaje y se caracteriza por presentar en las personas dificultades en cuanto a la interacción social. “Suelen entender las cosas de forma literal, por lo que les cuesta comprender la comunicación verbal y no verbal”, indica. “Además, pueden presentar hipersensibilidad en el nivel auditivo, visual, olfativo y táctil frente a ciertos estímulos”, agrega.

Mitos y verdades sobre el Asperger

Las características antes mencionadas pueden generar una de las creencias más recurrentes, que dice que las personas con Asperger carecen de empatía. “No es cierto. El presentar dificultades para comprender y expresar emociones se confunde con la ausencia de estas”, argumenta.

Otro mito tiene que ver con el aislamiento que aparentemente eligen los que tienen el síndrome, según el psicólogo. “Sus desafíos para interpretar códigos sociales no implican falta de interés, sino una forma distinta de procesar las interacciones. Por ejemplo, pueden sentirse abrumados en entornos ruidosos o necesitar más tiempo para expresar sus emociones”, señala. En ese sentido, muchas veces experimentan soledad involuntaria.

Cómo luchar contra los estereotipos

“Para entender a una persona con Asperger, lo primero que hay que hacer es educarse acerca de este síndrome”, asegura el psicólogo de la UTP. Entender un diagnóstico así implica aprender sobre un universo neurocognitivo distinto, “en el que la comunicación, la percepción sensorial y la interacción social operan bajo parámetros diferentes”.

Es clave impulsar la educación y el conocimiento sobre esta comunidad, según Alex Gonzáles, con el fin de evitar juzgar lo que no se conoce y, por ende, marginar lo que se juzga. “La educación debe darse desde la temprana edad con apoyo de los docentes y padres de familia para fomentar la conciencia sobre el síndrome y que los niños o niñas que lo posean se sientan incluidos”, recomienda.

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