Los gatos se han convertido en una de las mascotas más populares, especialmente en áreas urbanas donde el espacio es limitado. Esta tendencia ha hecho que muchos se interesen más por conocer sus necesidades y cuidar su bienestar físico y emocional. Sin embargo, es importante recordar que, a diferencia de los perros, los gatos son expertos en ocultar su dolor, lo que puede dificultar la identificación de posibles problemas de salud.
Cecilia Padilla, especialista en dermatología veterinaria, explica que los cambios en el comportamiento de los felinos pueden ser señales de problemas de salud. La experta detalla en esta nota cómo identificar estos cambios y qué posibles problemas podrían estar detrás de ellos.
CAMBIO EN EL APEITITO. Si un gato empieza a comer más o menos de lo habitual, puede estar enfrentando un problema de salud. La pérdida de apetito puede ser señal de dolor o estrés, mientras que el comer en exceso podría indicar trastornos como la diabetes.
EXCESO DE MAULLIDOS. Aunque los gatos suelen ser bastante tranquilos, un aumento repentino en los maullidos o vocalizaciones puede ser una forma de comunicar que algo no está bien. Estos cambios podrían ser signo de ansiedad, estrés o, incluso, problemas de salud como hipertensión.
CAMBIO EN LA ACTIVIDAD FÍSICA. Cuando un gato que solía ser muy activo, se vuelve apático, puede estar sufriendo dolor o alguna enfermedad. La falta de energía también podría reflejar un problema emocional, como la depresión, o un malestar interno que requiere atención.
ASEO EXCESIVO O NULO. Los felinos son muy cuidadosos con su higiene, pero un aseo excesivo podría estar vinculado al dolor, y la falta de higiene a problemas más serios.
USO DEL ARENERO. Los cambios en el uso del arenero pueden indicar problemas de salud, como cistitis o alteraciones intestinales, y también del comportamiento.
CONDUCTA HURAÑA. “Si nota que su gato se esconde más de lo habitual o se muestra más agresivo cuando antes era tranquilo, algo podría estar sucediendo”, concluye Cecilia Padilla.
OJO AL DATO. “Cuando estas conductas persisten es necesario llevarlos a un especialista que realice un diagnóstico para evitar que se agraven,” aconseja la veterinaria.
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