En nuestro país, el tráfico caótico y la congestión vehicular se han convertido en una fuente constante de estrés para los conductores. Las largas horas al volante, los embotellamientos y la impaciencia en las calles generan ansiedad, afectando tanto la salud emocional como física. A continuación le ofrecemos algunas estrategias para manejar el estrés y conducir con más tranquilidad.

DESCANSE BIEN. Dormir, al menos, 8 horas especialmente si realizará viajes largos es crucial. La somnolencia y el cansancio no solo son peligrosos, sino que también aumentan el estrés y el malhumor al volante.

SALGA CON ANTICIPACIÓN. Salir temprano de casa reduce la presión de la prisa. Esto le da margen para enfrentar cualquier imprevisto durante el trayecto, evitando conducir apurado y con nerviosismo.

DEJE LOS PROBLEMAS FUERA DEL AUTO. Cuando esté al volante, procure no enfocarse en problemas personales. Mantener una mentalidad positiva mientras se conduce puede marcar la diferencia.

EVITE DISCUSIONES. Si se siente molesto por la imprudencia o infracción de otro conductor en la carretera, lo más sensato es respirar hondo y continuar. Las disputas solo aumentan la tensión y pueden poner en peligro su seguridad.

MANTENGA UNA BUENA POSTURA. Una posición cómoda y relajada es clave para evitar la tensión. Si siente rigidez o aprieta el volante con fuerza, es hora de ajustar su postura, soltar los hombros y respirar profundamente para liberar estrés.

TOME DESCANSOS. Cuando el estrés comienza a acumularse, es importante hacer una pausa. Detenerse por unos minutos le ayudará a relajarse, reducir la ansiedad y evitar que las emociones afecten su concentración.

OJO AL DATO. La tensión al conducir puede causar fatiga, dolor de cabeza, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, falta de concentración, etc., afectando tanto la salud como la seguridad.

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