El presidente Donald Trump no solo tiene decidido intervenir en Venezuela para derrocar al dictador Nicolás Maduro, sino está analizando con sus altos mandos militares la manera más efectiva de hacerlo.

Trump mantuvo reuniones sobre Venezuela con altos cargos del Pentágono, en las que se debatieron una “variedad de opciones” sobre posibles acciones militares, según informó ayer Washington Post.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, acudieron dos días seguidos a la Casa Blanca. También asistieron el vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio y el subjefe de Gabinete Stephen Miller.

“Trump es muy hábil para mantener la ambigüedad estratégica, y algo que hace muy bien es no dictar ni revelar a nuestros adversarios cuáles son sus próximos pasos”, declaró al periódico un alto funcionario de la Casa Blanca.

El presidente (Trump) tiene sobre la mesa opciones muy perjudiciales para Maduro y su régimen ilegítimo que no beneficia al hemisferio occidental”, detalló la misma fuente.

“Ya me decidí pero no puedo decirles qué será”, declaró Trump, sobre el abanito de posibilidades que tiene sobre Venezuela. “Hemos avanzado mucho con Venezuela en lo que respecta a detener el flujo de drogas”, añadió.

Dictador tiembla

Mientras tanto, Maduro envió un mensaje a los “hermanos cristianos” de las iglesias de Estados Unidos para que “suenen las campanas” de la paz y “no los tambores de la guerra”.

Es que los buques y aviones de guerra estadounidenses en el Caribe, incluido el USS Gerald Ford (portaviones más grande del mundo) harán ejercicios militares esta semana en alianza con Trinidad y Tobago, algo que el régimen venezolano ve con malos ojos.

Estados Unidos ha lanzado ataques contra 21 supuestas narcolanchas dejando un saldo de al menos 80 muertos en el Caribe.