Si hay que elegir una palabra para definir a Eduardo Romay, capitán de la selección de vóley masculino del Perú, sería pasión. El destacado deportista de casi dos metros de altura se entrega por completo cuando de defender los colores patrios se trata. Su última batalla fue consigo mismo. Luego de un año de para obligada por una lesión en la rodilla que lo alejó de las canchas, hoy regresa con más fuerza que nunca y dispuesto a ser parte de los próximos Juegos Panamericanos Lima 2027.
-Pasaste por una operación a la rodilla, ¿cómo estás retomando tus actividades deportivas?
Fue muy complicado porque (la lesión) me llega cuando tenía 29 años, ahora tengo 30, y es una etapa donde te empiezas a cuestionar si quieres o no seguir en el deporte. En algún momento pensé si quería seguir haciendo esto o dedicarme a otras cosas. Y teniendo Lima 2027 tan cerca, que es una campaña de la cual fui parte para traer los Juegos Panamericanos a Lima de nuevo, me dije que no me merecía terminar mi carrera así, no de esa manera. Entonces decidí recuperarme y ahora vamos bien.
- La propia disciplina del deporte te ayuda a superar esa situación
Yo sabía muy bien la capacidad que tenía para recuperarme físicamente. La parte que a mí me preocupaba, y todavía me preocupa, es la parte mental. Saber que dos veces has caído y dos veces se te han roto las rodillas en un accidente, regresar a la cancha sabiendo que una cosa así podría volver a pasar no es fácil. Perder ese miedo es la parte más difícil. Pero tengo muy claro que no quiero terminar mi carrera con miedo. Quiero regresar mejor de lo que estaba antes. El miedo es parte dé y hay que trabajar en eso, pero tengo muy claro que no quiero regresar a medias.

- ¿Cómo nace tu interés en el vóley?
A mí nunca me gustaron los deportes. Mi papá conocía al entrenador de la selección, que en ese momento era Antonio Pérez. Le preguntó si le interesaba un chico alto y cuando se enteró que medía 1.92 a los 15 años en el Perú se volvió loco. Cuando llegué al entrenamiento de la selección masculina de mayores me quedé tonto. Me encantó. Me enamoré en ese momento y ahí me quedé.
- ¿Por qué crees que no hay tanta difusión del vóley masculino en el Perú?
Creo que todo responde al interés de la gente. Los medios de comunicación se meten a donde hay interés del público. Perú nunca destacó en el voleibol masculino y nunca se le dio la visibilidad que podría tener. La inversión se empezó a ir mucho más al femenino porque tenían oportunidades de medalla.
- Tu papel en las redes ha hecho que el vóley masculino se visibilice
De eso se trató inicialmente. Cuando empiezo en redes sociales era con esa finalidad. Sabía que el vóley masculino no vendía, entonces entendí que tenía que crear cierto valor extra para que alguna marca me quiera auspiciar, lo que iba a permitir de que me pudiera dedicar al 100 % a mi deporte.

- ¿Cómo se da la oportunidad de ser comentarista en Latina?
Hablar tanto de mi deporte o visualizarlo tanto en mis redes me termina dando la llamada de otro canal para comentar la liga de vóley. Después Latina me termina jalando y dando esa oportunidad de seguir comentando. Realmente estoy viviendo el sueño del deportista de poder dedicarme a lo mío y es gracias a marcas como Latina que me apoyan.
- ¿Qué anécdotas te trae el tema de tu talla?
Me pasa de todo. En un momento dije que quería hacer un stand up comedy que se llame “2 metros sobre el suelo” y contar las cosas que me pasan siendo alto, que no entras en un carro, la ropa no te queda, no entras en los aviones. Una vez me quisieron cobrar doble pasaje en un micro porque decían que ocupaba el doble espacio. Es chistoso porque yo odiaba ser alto. No me gustaba ser tan visible, tenía que caminar encorvado, me daba mucha ansiedad que la gente me vea. Hoy en día, prácticamente, es una de las cosas que más quiere la gente de mí.
- Has sabido darle la vuelta.
Sí, claro, ahora facturamos con eso.
- ¿Has pensado entrar en política?
Sí, ha estado un poco en la mesa, pero ahora no. Ahora estoy enfocado en mi recuperación, en empezar los Juegos Panamericanos, seguir mi etapa como jugador, de la mano de la tele y las redes sociales.
- Diste un emotivo discurso para obtener la sede de los Juegos Panamericanos 2027. ¿Eres llorón?
Soy bastante llorón, pero muy poco por mí, lloro por situaciones. Si tú me quieres ver llorar, solamente tienes que hacerme hablar de mi país o de mi familia y me vas a ver en mi momento más emocional. Mi país y mi familia son mis dos amores más grandes.

- ¿Qué sientes cuando te pones la camiseta bicolor?
Es el momento más feliz. Lo tomo con mucha responsabilidad. Me pesa mucho llevar la camiseta porque quiero darle al Perú lo que se merece. Ahora que me estoy recuperando, y que el próximo año regresamos a la competencia con selección, me emociona mucho pensar en eso y veo para atrás y digo ¿en qué momento consideré no recuperarme de la rodilla?, ¿en qué momento consideré retirarme, si este es el lugar más feliz que tengo? Estoy súper emocionado por regresar.
ALGO MÁS
El amor de Eduardo Romay por el Perú es tan grande que lo lleva en la piel. “El único tatuaje que tengo es del mapa del Perú”.




