La lechuga es una hortaliza de bajo aporte calórico pero rica en agua, fibra, vitaminas A, C y K, además de minerales como el potasio. Su consumo favorece la hidratación, la digestión y aporta antioxidantes beneficiosos para la salud.

Sin embargo, al ser cultivada en contacto con el suelo y el agua, puede estar expuesta a bacterias como E. coli o Salmonella, lo que representa un riesgo si se consume sin una adecuada limpieza.

Para lavarla de forma segura, es recomendable retirar las hojas exteriores y descartar las dañadas. Lavar hoja por hoja bajo agua corriente y sumergirlas en una solución de agua con vinagre (1 parte de vinagre por 3 de agua) o una cucharadita de té de lejía apta para alimentos en 1 litro de agua, enjuagando después con agua potable.

Una correcta higiene permite disfrutar de sus beneficios sin comprometer la salud. ¡Incluirla en la dieta es siempre una opción refrescante y saludable!

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