La enfermedad cardiovascular que más sufren las mujeres es el accidente cerebrovascular (ACV), seguido del infarto de miocardio. Además, las mujeres están particularmente expuestas a las trombosis venosas profundas, que ocurren cuando se bloquean las venas de las piernas por un coágulo de sangre que puede migrar hacia una arteria pulmonar, provocando una embolia pulmonar, una emergencia médica que puede resultar mortal.

Sin embargo, las mujeres están naturalmente más protegidas que los hombres frente a las enfermedades cardiovasculares gracias a las hormonas estrógenas. No obstante, hay ciertos momentos en la vida de una mujer que la hacen más vulnerable a estas enfermedades:

1. Durante el embarazo, una etapa que puede favorecer la aparición de hipertensión, preeclampsia y diabetes.

2. Al tomar anticonceptivos que contienen estrógenos sintéticos, los cuales favorecen la coagulación y aumentan el riesgo de problemas cardiovasculares.

3. En la menopausia, caracterizada por la disminución abrupta de las hormonas femeninas.

A estos factores de riesgo se añaden otros como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el estrés y el sedentarismo. En particular, el estrés crónico puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo, favoreciendo el desarrollo de placas de ateroma en las arterias.

Es fundamental adoptar medidas preventivas, como seguir una dieta rica en verduras y granos integrales, así como realizar actividad física regularmente. La suplementación con magnesio es muy importante, ya que actúa como un relajante natural del sistema nervioso, ayudando a reducir el cortisol (hormona del estrés) y a mejorar la calidad del sueño. Dormir lo suficiente y reducir el estrés son dos aspectos esenciales para mantener un corazón sano.

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