Más allá de su sabor y textura irresistibles, el chocolate esconde un conjunto de compuestos que tienen un impacto real en cómo nos sentimos. No es casual que muchas personas lo busquen en momentos de tensión, cansancio o simplemente para disfrutar. La ciencia ha demostrado que ciertos componentes del cacao influyen directamente en nuestro estado de ánimo.
Uno de ellos es la feniletilamina (FEA), una sustancia que el cuerpo también produce de forma natural cuando sentimos entusiasmo o enamoramiento. Al comer chocolate, aunque las cantidades sean pequeñas, este compuesto puede generar una breve pero intensa sensación de euforia y bienestar.
Otro protagonista es la teobromina, un alcaloide que estimula suavemente el sistema nervioso. A diferencia de la cafeína, no produce agitación, pero sí puede mejorar el enfoque y brindar claridad mental. Por eso, un poco de chocolate puede ayudar en jornadas largas o momentos que requieren concentración.
También encontramos la anandamida, cuyo nombre proviene del sánscrito ananda, que significa “felicidad” o “dicha”. Esta sustancia actúa sobre los mismos receptores cerebrales que activan los cannabinoides naturales del cuerpo. Su efecto se traduce en una sensación de relajación y serenidad.
El triptófano, por su parte, es un aminoácido esencial que el organismo convierte en serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”. Su presencia en el chocolate contribuye al equilibrio emocional y favorece el descanso nocturno.
Otro nutriente clave es el magnesio, presente sobre todo en el chocolate negro. Este mineral apoya la función muscular, equilibra el sistema nervioso y participa en más de 300 reacciones bioquímicas. Su déficit puede estar relacionado con irritabilidad, fatiga y tensión muscular.
Además, el simple acto de comer chocolate puede activar la liberación de endorfinas, sustancias que ayudan a aliviar el dolor y reducir el estrés. Eso sí, todo en su justa medida.
TE PUEDE INTERESAR:
La columna de Pérez Albela: Alivio para la artrosis
La columna de Pérez Albela: Señales de miomas uterinos que conviene atender pronto
La columna de Pérez Albela: Hojas de cacao, el secreto ancestral sanador