Un partido de fútbol puede ser un pretexto para alistar tu mochila y viajar por el mundo. El fútbol me llevó a conocer nuevas ciudades y culturas. Los certámenes internacionales deportivos generan un masivo traslado de hinchas de un país a otro y a la vez contribuyen a la actividad económica y a la generación de empleo.
Estuve en el Mundial de Rusia 2018 y en la Copa América Brasil 2019, y puedo entender que la pasión del hincha en ir a ver a su selección no tiene límites. El último lunes se confirmó que la Final de la Copa Libertadores 2025 se jugará en la ciudad de Lima. Una noticia que ha generado gran expectativa y todo hace indicar, aún no han establecido, que el escenario propicio será el Estadio Monumental del club Universitario de Deportes.
Sería la segunda vez que se juegue una final del torneo de clubes más prestigioso del continente en dicho recinto deportivo porque la primera vez ocurrió en noviembre del 2019, entre los equipos River Plate de Argentina y Flamengo de Brasil.
Retrocedo en el tiempo y recuerdo que estuve allí, en la tribuna norte del estadio crema. Aquella vez preferí estar en una tribuna popular y no en la exclusiva zona de prensa. Considero que un reportero “todoterreno” no debería dar prioridad a la comodidad suya encima de la búsqueda de la noticia.
El periodista en condiciones difíciles e incluso hostiles puede encontrar grandes historias. El olfato periodístico es la habilidad de encontrar la noticia donde muchos no ven nada.
“El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso”, refirió el famoso escritor y periodista colombiano Gabriel García Marquez.

Es así que deseaba ser un espectador más en las graderías del gigantesco estadio merengue para sentir la emoción del hincha extranjero, que recorrió miles de kilómetros para llegar a ver a su equipo, y luego relatarla de la manera más humana posible. Estuve entre un mar de hinchas argentinos de River Plate y que al término del encuentro se fueron lamentando e incluso muchos llorando al perder contra los brasileños de Flamengo.
Han transcurrido seis años desde aquella “catástrofe” para los fanáticos “gauchos”. Espero que un club peruano logre llegar a la final y sería una fiesta fantástica. Sería por tercera vez que un equipo peruano jugaría una final de este importante certamen. Universitario de Deportes y Sporting Cristal lo consiguieron en 1972 y 1997 respectivamente.
En el 2018 viajé a Buenos Aires y antes de irme me tomé una foto al lado de la verídica Copa Libertadores que era exhibida en el estadio Monumental de River Plate. Dicen que la copa no se toca antes de ser campeón. No me faltaron las ganas de levantarlo. Espero con ansias esta nueva final el 29 de noviembre. Nos vemos.