Desde tiempos ancestrales, el sol ha sido reconocido como una fuente inagotable de vitalidad y equilibrio. Su luz, además de iluminar el entorno, también impacta de manera positiva en el cuerpo y la mente.

La hora azul, que se manifiesta 30 minutos antes de que amanezca, y la hora dorada, 30 minutos antes de que anochezca, permiten absorber los beneficios de la luz solar de forma armoniosa. Un método simple para potenciar esta conexión consiste en posicionar una mano hacia el sol y la otra en el plexo solar; también se puede colocar la palma de la mano izquierda en un árbol y la palma derecha en el plexo solar. Esta práctica facilita una sensación de renovación, generando bienestar en diferentes niveles.

Beneficios de la práctica

Recarga de energía vital y cósmica. La exposición a la luz solar en este momento específico influye en los ritmos biológicos y potencia la sensación de vitalidad. La combinación de la respiración consciente y la postura adecuada favorece la absorción de energía sutil.

Equilibrio emocional y quietud mental. La conexión con la luz solar en la ‘hora dorada’ favorece la estabilidad emocional. Su influencia en la producción de serotonina y melatonina contribuye a una mayor claridad mental y serenidad.

Armonización del plexo solar (centro del equilibrio). El plexo solar es un centro energético clave que regula la interacción entre el mundo interno y externo. Al recibir la energía del sol con la intención adecuada, se fortalece la confianza y la sensación de bienestar.

Optimización de los ritmos naturales. La exposición a la luz solar al atardecer y al amanecer favorece la sincronización del reloj biológico, promoviendo un descanso reparador y una sensación de vitalidad.

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