Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Brenda de 46 años, que nos escribe desde Breña. Doctora, nunca imaginé que mi inquilino me haría temblar el corazón a estas alturas de mi vida. Tengo 46 años y vivo sola. Desde hace años alquilo habitaciones en mi casa para tener un ingreso extra. A fines de 2024, un joven de 27 años tocó mi puerta para pedirme un cuarto. Hicimos un contrato simple y, a los dos días, ya se había instalado

Como vivía solo, un día me pidió que le vendiera menú porque no tenía quién le cocine. Acepté, y desde entonces, de lunes a domingo, subía a recoger su comida. Poco a poco, esa rutina se convirtió en compañía. Almorzábamos juntos, hablábamos, reíamos. Me devolvía esa sensación de no estar tan sola.

Un sábado, después de comer, me miró fijo y me dijo que me veía como una mujer admirable y hermosa. Me quedé helada. No voy a mentir: esas palabras me movieron el piso. Hace tiempo que nadie me hablaba así, pero yo sabía que era un chico joven, casi un niño. Lo rechacé con cariño, pero él fue claro: “No me voy a rendir”.

Desde ese día, no deja de provocarme. Aparece sin polo, me deja notitas, se ofrece a ayudarme en todo. Me emociona, pero también me da miedo. Mis amigas me dicen que tenga cuidado, que capaz solo quiere mis terrenos. Yo no sé si dejarme llevar por este deseo o frenar antes de salir herida.

Doctora, ¿y si de verdad siente algo por mí? ¿O solo soy una fantasía temporal? No quiero ser ingenua, pero tampoco quiero negar que me siento viva de nuevo.

CONSEJO

Estimada Brenda, el deseo no es malo, pero tampoco debe nublar tu juicio. Escucha tu intuición: si algo te hace dudar, es por algo. No ignores los gestos bonitos, pero tampoco olvides tus límites ni tu valor. Si alguien te quiere de verdad, lo demostrará con respeto, paciencia y sin juegos. No estás sola: cuida tu corazón tanto como cuidas tu casa.

TAGS RELACIONADOS