Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Germán, de 36 años, que nos escribe desde Surco.

Doctora Magaly, antes podía llorar, enojarme o compartir cualquier emoción con Alejandra. Últimamente, siento que cada vez que muestro mis sentimientos, ella se incomoda o cambia de tema. Por eso me guardo frustraciones y miedos, aunque me pese. Me duele sentir que no puedo ser auténtico, como si mi forma de sentir no fuera válida dentro de la relación.

Trato de mantenerme tranquilo y no presionarla, pero siento que estoy perdiendo parte de mi identidad emocional. Antes nos reíamos, llorábamos juntos y nos apoyábamos, ahora temo mostrar vulnerabilidad por miedo a incomodarla. Me siento solo incluso estando con ella, porque no puedo ser yo mismo.

Le expliqué lo que siento, pero a veces lo interpreta como queja o dramatización. Esto me genera un vacío y una especie de distancia silenciosa que no quiero que crezca. Me preocupa que con el tiempo me vuelva más reservado y desconectado emocionalmente.

Extraño los momentos en los que podíamos ser completamente transparentes, sin barreras ni miedos, sin pensar en el juicio del otro. Quiero recuperar esa confianza para mostrar lo que siento de verdad, para que lo vea y lo escuche. Quiero que, aunque no estemos siempre en la misma página, pueda abrirme sin miedo. ¿Estoy pidiendo demasiado, doctora Moro? Necesito de su sabiduría.

CONSEJO

Germán, háblale de que necesitas un espacio para mostrar tus emociones sin sentirte juzgado. No es un enfrentamiento, se trata de que ambos encuentren momentos para hablar de lo que sienten. Con cinco minutos de conversación sincera cada día, sin interrupciones ni respuestas rápidas, pueden hacer que compartir sea algo natural, lejos de la tensión. Suerte.