Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Sergio, de 41 años, que nos escribe desde Chorrillos.
Señora Moro, me encuentro entre la espada y la pared porque, por un lado, estoy muy enamorado de Marcela, pero por otro, me doy cuenta de que su actitud está comenzando a causarme problemas familiares serios. Desde que empezamos a hablar de un futuro juntos, han surgido diferencias que antes no se notaban tanto. El mayor conflicto tiene que ver con el dinero y con la forma en que ayudo a mi familia.
Actualmente tengo un buen cargo, y gracias a eso puedo apoyar económicamente a mis padres y hermanos. Siempre hemos sido muy unidos, y cuando yo pasé por momentos difíciles, ellos me apoyaron sin dudar. Ahora que estoy en una mejor situación, siento que es justo retribuir ese cariño. Pero Marcela no lo entiende así. Me dice que tengo mal acostumbrados a mis familiares, que me ven como un cajero automático y que debería dejar de darles lo que tanto me cuesta ganar.
Ella me ha dicho que nunca ha dado ni un sol en su casa, porque considera que “cada quien baila con su pañuelo”. Me apena que no apoye a sus padres, pero dice que no es su obligación y que no piensa vivir esclavizada con ellos solo porque le dieron la vida. A mi mamá no le cae bien, y aunque mis hermanos son cordiales por el cariño que me tienen, sé que tampoco la aceptan del todo.
A pesar de todo, estoy perdidamente enamorado de Marcela. Pero me aterra pensar en los conflictos que podríamos tener si nos casamos o tenemos hijos. ¿Usted qué opina, doctora Moro?
CONSEJO
Estimado, el amor no debería ponerte entre la espada y la pared. Si tú valoras ayudar a tu familia y ella no lo respeta, están chocando con algo muy importante para ti. Hablen sin atacar, con honestidad. Si no hay acuerdo ni empatía, piénsalo bien porque una relación sana se basa en el respeto mutuo, no en imponer condiciones. Mucha suerte.