Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Lorena, de 34 años de San Borja).
Doctora Magaly, últimamente siento que estoy de adorno en mi propia relación. Mi esposo y yo llevamos cinco años de casados y, al principio, todo lo decidíamos juntos. Desde cosas pequeñas como qué pedir por delivery, hasta otras más grandes como hacer una remodelación en casa. Sentía que mi opinión valía, que éramos un equipo.
Pero ahora él toma decisiones importantes sin siquiera mencionármelas. Hace poco me enteré por su hermana que se compró una moto. Así de simple: ya la tenía en el garaje. Cuando le pregunté por qué no me había contado, me dijo que “no era gran cosa” y que “igual no necesitaba mi permiso”. No se trata de control, sino de respeto. No quiero opinar por todo, pero me parece básico que, al menos, se converse.
Lo mismo pasa con los planes. A veces invita gente a la casa sin consultarme. O decide viajar por trabajo y recién me avisa cuando ya tiene los pasajes comprados. Me hace sentir que ya no soy parte de su vida como antes, como si nuestras decisiones fueran solo suyas, y yo tuviera que adaptarme sin derecho a opinar.
He intentado hablar con él, pero siempre termina diciendo que exagero o que estoy demasiado sensible. Pero no es eso. Es frustrante sentir que tus palabras no pesan, que ya no se te considera como pareja. No sé si esto es algo que se puede recuperar o si simplemente se rompió algo que ya no volverá. ¿Estoy pidiendo mucho? ¿O simplemente estoy empezando a ver las cosas como son?
CONSEJO
Estimada Lorena, sentirse fuera de las decisiones en pareja puede generar distancia emocional. No se trata de exagerar, sino de reconocer que la comunicación y el respeto mutuo son necesarios para construir una relación sólida. Exprese lo que siente sin acusar, desde el deseo de ser escuchada. Si la dinámica persiste, podrían considerar apoyo externo para reencontrar el equilibrio.