Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Blanca, de 55 años, que nos escribe desde Lince.
Blanca (55, Lince). Señora Moro, estoy muy preocupada. Nunca había visto a mi esposo tan cordial con una amiga mía, pero desde que conoció a Juana, algo ha cambiado. Ella es una mujer tranquila, respetuosa, pero también guapa y muy sensual. Hace un mes regresó de Estados Unidos para quedarse en Perú. Aunque pasaron años sin contacto, siempre fuimos grandes amigas. Por eso, cuando me escribió para visitarme, la recibí con cariño.
Juana vino con regalos para mis hijas, uno especial para mi esposo, y a mí me trajo una cartera hermosa. Le preparé una cena familiar y la presenté a todos, incluyendo a Manuel. Me sorprendió que, siendo él tan poco sociable, no solo se quedara toda la velada, sino que pasara la noche conversando con ella, sonriendo más de lo habitual.
Con el tiempo noté otras actitudes. Cuando sabe que Juana vendrá, se arregla más de lo normal, se muestra muy atento y hasta entusiasta. Me incomoda esa cercanía. Al hablar con él, se molestó mucho. Me dijo que solo me fijo en lo malo, que nada me parece bien, y terminó diciéndome: “Ya cambia, mujer”.
No sé cómo manejar esta inseguridad. No quiero ser injusta ni celosa sin motivo, pero siento que algo no está bien. Me angustia pensar que estoy perdiendo algo en mi matrimonio y no sé cómo actuar. ¿Qué me aconseja, doctorcita? ¿Estoy exagerando o debería estar más alerta?
CONSEJO
Estimada Blanca, no estás exagerando ni es inseguridad sin motivo. Si algo te incomoda, háblalo con calma, pero con firmeza. No se trata de acusar, más bien de lograr que tu pareja te escuche y respete lo que sientes. Observa sus reacciones, porque también hablan. Tu intuición vale, no la descartes. Cuida lo que tienes, pero sin descuidarte a ti misma.