Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Casandra, de 39 años, que nos escribe desde Surco.
Doctora, me encuentro completamente desanimada por la situación que actualmente atravieso. Yo pensaba que estaba en una linda relación amorosa con Marco, un excompañero de promoción. Luego de cinco años de estar divorciada, decidí darme una nueva oportunidad en el amor, pero me volví a equivocar.
Hace un par de semanas decidí sorprender a mi pareja con un almuerzo por su cumpleaños. Coordiné todo con su madre y hermanas, con quienes me llevo súper bien. Yo me iba a encargar de esperarlo en la puerta y luego todos lo recibiríamos cantando “Las Mañanitas”. Pero en lugar de sorprenderlo, la sorprendida fui yo.
Resulta que Marco estaba hablando por teléfono con un amigo y le decía: “Estoy enamorado de Casandra, es linda, guapísima y con un cuerpazo, pero siento que no es muy inteligente y eso me desanima. No sabe hablar, dice cosas tontas… lástima que sea bien huequita”, expresó entre risas, mofándose de mí. Cuando me vio, se quedó sin palabras, pero no pudimos hablar en ese momento.
Almorzamos e intenté disimular, pero les dije a todos que me tenía que retirar por un problema personal. Mi pareja fue detrás de mí y me pidió perdón, y yo le dije que luego hablaríamos. Desde ese momento no he respondido sus llamadas. Me siento muy mal. Estoy enamorada de él, pero no puedo olvidar cómo me hizo sentir. ¿Qué me aconseja?
CONSEJO
Querida Casandra, lo que escuchaste fue doloroso y despectivo. Alguien que se burla de ti, aunque diga estar enamorado, no te valora como mereces. Alejarte fue una decisión sana. No ignores lo que sentiste; tu dignidad y bienestar deben estar por encima del apego. Mereces una relación donde te respeten, te admiren y te cuiden de verdad.