Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Carlos, de 37 años de San Juan de Lurigancho.

Doctora Magaly Moro, le escribo porque estoy confundido y dolido. Hace ocho meses empecé a salir con Camila, una mujer muy carismática que, desde el inicio, me pareció encantadora. Su simpatía y forma de tratar a la gente fueron parte de lo que más me atrajo. Sin embargo, con el tiempo, eso mismo empezó a incomodarme.

No somos pareja formal, pero sí hemos compartido momentos importantes y hablamos como si estuviéramos construyendo algo. Por eso me cuesta aceptar que, mientras salimos, ella mantenga un trato muy coqueto con varios hombres. Se ríe con ellos, les responde mensajes tarde por la noche y hasta reacciona con naturalidad a los piropos. Todo eso me hace sentir que, más allá de mí, sigue buscando atención.

He intentado hablar con ella para expresar cómo me siento, pero siempre me dice que exagero, que ella es así y no piensa cambiar. Yo no quiero controlarla ni quitarle su forma de ser, pero tampoco me parece justo seguir en algo donde parece que soy uno más del montón.

Doctora, ¿realmente estoy exagerando? ¿Es posible seguir saliendo con alguien que no muestra señales de compromiso claro? No quiero parecer inseguro, pero me está afectando más de lo que pensé.

CONSEJO

Querido Carlos, no estás loco por sentirte así. Si algo te incomoda seguido, es por algo. Está bien que ella sea sociable, pero también está bien que tú quieras claridad y respeto. No se trata de prohibir, sino de que ambos se sientan bien en lo que tienen. Si hablar no cambia nada y sigues sintiéndote en segundo plano, tal vez toca preguntarte si eso es lo que realmente quieres.