En su día, la teniente brigadier de los Bomberos, Mónica Parasi, y la madre de un menor con enfermedad rara, Vivian Aguero, cuentan a Ojo sus historias con la maternidad
“SER MAMÁ NO ES OBSTÁCULO PARA LOGRAR NUESTRAS METAS”
MÓNICA PARASI, TENIENTE BRIGADIER DE LOS BOMBEROS
Cuando la segunda de sus tres hijos le confesó que quería seguir sus pasos y convertirse en bombera, la teniente brigadier del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios, Mónica Parasi Valdivia, sintió una alegría indescriptible. Sin embargo, la primera vez que les tocó a ambas atender una misma emergencia, el miedo la embargó y su deseo de protegerla, como toda mamá, afloró, por lo que al ser su superior le asignó una tarea menos arriesgada.
No volvió a tomar más una decisión similar tras escuchar, ya en casa, su aspiración de seguir creciendo en este sacrificado oficio de salvar vidas, como lo hizo ella desde que fue aceptada, a los 17 años, convirtiéndose así en la primera mujer bombera de la Compañía Italiana de Bomberos Voluntarios Garibaldi N°6, en Chorrillos, donde su vocación nació al acompañar a su padre, también bombero, y a quien tuvo que convencer para lograr su cometido.
“El deseo más grande de mi papá era que mi hermano, el mayor, sea bombero, pero él no quiso. En cambio, yo sí. Yo le decía que me lleve a mí pero me respondía que allí no entran mujeres”, recuerda. No obstante, tuvo la fortuna de que se abriera la primera convocatoria para mujeres en la compañía y, tras un intento fallido, logró hacerse un lugar y abrir camino para otras mujeres que querían servir a su país.
“Al principio fue muy duro porque los hombres no estaban de acuerdo”, cuenta la teniente brigadier que tiene 36 años como bombera, ha sido jefa de su compañía, aceptó el reto de trabajar en minas, y todavía lucha por derribar actitudes machistas. “Las mujeres somos tan capaces como los hombres”, añade.
Todo lo conseguido en el campo profesional, lo logró mientras criaba y cuidaba a sus tres hijos, quienes desde niños han sentido orgullo por su labor. “Soy mamá, bombera, jefa de imagen de 19 compañías, agente inmobiliaria. Yo pienso que la mujer si se distribuye y organiza sus tiempos, sí lo puede hacer”, comenta.
Mónica, una mujer de retos que ahora anhela ser jefa de brigada y seguir escalando en su carrera bomberil, tiene claro que ser mamá “no es ningún obstáculo para que una mujer logre sus metas”.

“HE CONOCIDO LO QUE ES LA FUERZA (SIENDO MAMÁ)”
VIVIAN AGÜERO, MADRE DE UN NIÑO CON HEMOFILIA
Desde los primeros meses de vida de su segundo hijo, Vivian Agüero Córdova, notaba que algo no estaba bien con su salud. Al recibir sus primeras vacunas, sus brazos y muslos se hinchaban muy fuerte, y cuando empezó a gatear, sus rodillas se le ponían moradas, pero los médicos del policlínico de Essalud donde lo atendían solo atinaban a aliviar sus síntomas sin hallar la causa.
Cuando su pequeño empeoró, acudió desesperada y preocupada al Hospital Edgardo Rebagliati y, ante su insistencia, los médicos realizaron exámenes y lograron determinar su diagnóstico: hemofilia, una enfermedad rara que afecta la coagulación de la sangre y que, en ese entonces, la desconocía.
Vivian tuvo que investigar todo sobre este mal y con apoyo de la Asociación de Hemofilia del Hospital Rebagliati, a la que pertenece, empezó a sentirse menos sola. “He conocido lo que es la fuerza”, comenta al recordar que su hijo pasó por una operación riesgosa y estuvo muchas veces hospitalizado.
El camino para que su pequeño disfrute de una vida lo más normal posible ha implicado para ella dejar de trabajar a tiempo completo por varios años y ser, además, enfermera, terapista, investigadora y psicóloga.
“Yo estudié inyectables porque era un trauma para él estar yendo al hospital y que le canalicen para buscarle la vena (...) Yo estudié para darle esa confianza, o generar ese lazo de que confíe en mí”, cuenta.
Actualmente su hijo, cuyo cuerpo al principio rechazó el factor VIII requerido por estos pacientes, tiene 13 años, va al colegio y recibe un tratamiento novedoso por el que luchó junto a otras madres para traerlo al Perú.

“Lo más difícil (de ser mamá de un niño con una enfermedad rara) es mostrarle la real fortaleza. Ponerle la faceta de fuertes, de seguimos adelante, que esto no termina aquí (...). Uno puede llorar, pero nos limpiamos y a seguir, a tener fe y estar fuertes frente a las situaciones que se nos pueden atravesar”, refiere.
Hoy, a diferencia de otros en los que pasó el Día de la Madre en un hospital, Vivian celebrará en compañía de sus dos hijos, quienes son “su razón de vivir, fuerza y motor”, y su familia que siempre estuvo a su lado.