Por el Día de la Madre, dos mujeres protagonizaron conmovedoras historias de amor y esperanza, donde la medicina y el cariño maternal se cruzaron para dar una segunda oportunidad de vida.
En el Hospital Cayetano Heredia, Zoila donó su riñón a su hija. En el mismo lugar, Jurelia recibió uno para poder seguir junto a la suya.Zoila llegó desde Tambogrande, Piura, con un solo objetivo: salvar a su hija de 20 años.
Tras más de dos años y medio de verla sufrir en diálisis, sin una vida normal, tomó la decisión de darle su riñón. “Fue como volver a darle vida”, expresó con emoción.La operación fue compleja y simultánea. Dos salas, dos equipos médicos, y un objetivo común: cambiarle el destino a una joven.
El trasplante fue cubierto íntegramente por el SIS.A su lado, en la misma unidad médica, se atendía Jurelia, de 37 años, quien vivió una década marcada por la insuficiencia renal. Cada sesión de diálisis la alejaba de su hija de 12. Pero un donante anónimo le dio una nueva oportunidad para volver a ser la mamá activa y presente que soñaba ser.

Y mientras estas historias emocionaban en el Minsa, en EsSalud se escribía otra. Diana, enfermera de 29 años, donó el 54% de su hígado a su madre Dora Carpio, quien sufría de poliquistosis. El órgano enfermo pesaba casi 12 kilos y limitaba su vida diaria.Gracias al trasplante, hoy madre e hija celebran unidas.
“El amor de una hija salvó la vida de su madre”, dijo el doctor Saúl Espinoza. Diana donó el 54% de su higado a su madre que sufría de poliquistosis Más de 6700 peruanos esperan un órgano. En el Cayetano Heredia, el 90% de trasplantes se hace con donantes vivos. El 10% proviene de fallecidos